Emojis: Un lenguaje más visual8 min read

Los emojis son una representación gráfica de los emoticonos muy utilizados a día de hoy en comunicaciones electrónicas, sobre todo en aplicaciones de mensajería instantánea y redes sociales.

Para Caspar Grathwohl, Presidente de Diccionarios Oxford, parte del éxito de los emojis se debe a que “las secuencias de comandos del alfabeto tradicional han estado luchando para satisfacer las demandas visuales y centradas en la comunicación del siglo XXI. No es sorprendente que una secuencia de comandos pictográfica como emoji haya intervenido para llenar esos vacíos: es flexible, inmediata y infunde el tono maravillosamente”.

La necesidad de comunicar emociones y los emoticonos

La comunicación textual ha sido, y sigue siendo, una excelente forma de pasar conocimiento y entablar comunicaciones a distancia aprovechando los distintos canales de comunicación que se han ido creando a lo largo de la historia: la imprenta, el telégrafo, las cartas, o más recientemente la Web, SMS, aplicaciones de mensajería instantánea, etc.

Sin embargo, la comunicación escrita plantea algunas barreras culturales que a veces se hacen difíciles de saltar. Los humanos estamos acostumbrados a comunicarnos con palabras, pero acompañados de un tono de conversación, expresiones faciales y lenguaje no verbal. Cuando nos comunicamos utilizando únicamente el texto, tenemos que prescindir de estas otras variables, lo cuál aporta un gran nivel de ambigüedad a la conversación.

Un mismo mensaje leído por dos personas distintas puede ser entendido de dos formas totalmente distintas. Mientras una recibe el mensaje con cierto tono sarcástico y jocoso, la otra persona puede entender que el que envía el mensaje está enfadado y “siente” cierta presión en sus palabras. ¿Quién tiene razón? Seguramente ninguna de las dos personas que reciben el mensaje estén 100% en lo cierto.

Cuando escribimos mensajes de texto podemos estar incluyendo cierto tono sin ni siquiera darnos cuenta derivado de nuestro estado de ánimo. Nosotros mismos podemos leer un mensaje que hemos mandado con distintos tonos que dependen más del estado de ánimos y sensaciones que tenemos cuando lo leemos que del momento en el que lo hemos escrito.

Es por esto por lo que encontramos multitud de acercamientos a la transmisión de emociones en textos escritos a lo largo de la historia. Uno de los primeros casos documentados es un “smiley” que aparece dibujado en unos registros financieros de un notario Eslovaco en 1635.

Varios manuales sobre código Morse de entre 1857 y 1908 apuntan al uso de números para expresar algún tipo de emoción o bien para contraer saludos y despedidas. De esta forma el número 73 se utilizaba para transmitir “best regards” (típica despedida formal en inglés) y 88 se solía utilizar para expresar “amor y besos”.

En 1936, Alan Gregg propuso, en un artículo del Harvard Lampoon, utilizar los siguientes conjuntos de símbolos para expresar emociones: (-) para la sonrisa, (–) para la risa), (#) para fruncir el ceño y (*) para guiñar el ojo. Aunque este uso no ha perdurado con el tiempo, es seguramente el primer intento serio de plantear un lenguaje universal para transmitir emociones a través del texto.

Encontramos multitud de movimientos más al respecto en los siguientes años, hasta llegar a 1982, año en el que Scott Fahlman propone vía correo electrónico el uso de los caracteres 🙂 para expresar un chiste/risa y el uso de 🙁 para expresar cosas que no son chistes. El uso de estos símbolos se extendió rápidamente en las redes digitales de la época, como son ARPANET y Usenet.

A partir de ahí y gracias a la aparición de los SMS, a la popularización del email y la Web y la creación de las aplicaciones de mensajería instantánea y las redes sociales, el uso de los emoticonos no ha parado de crecer y se han convertido en parte importante de nuestro lenguaje cotidiano.

El nacimiento y auge del Smiley

En paralelo a la evolución de los emoticonos se iba cocinando el germen de la revolución visual de los mismos o lo que es lo mismo: el nacimiento del Smiley.

En 1963, después de multitud de adquisiciones y fusiones, la moral del equipo de la aseguradora State Mutual Life Assurance Company de Worcester (Massachusetts) estaba por los suelos. Debido a esto, contrataron al diseñador gráfico Harvey Ross Ball para crear una campaña que ayudara a mejorar los ánimos de los trabajadores. Por el módico precio de 45$ (330$ a día de hoy contando con la inflación), Harvey creó el embrión del ya mítico Smiley.

A principios de los 70 este diseño se popularizó gracias a que los hermanos Bernard y Murray Spain produjeron multitud de merchandising (tazas, stickers…) con este símbolo y con el slogan “Have a happy day”. En 1972 se habían producido más de 50 millones de productos con este diseño.

Aunque en 1972 el francés Franklin Loufrani registró legalmente este símbolo y lo asoció a su empresa The Smiley Company, se siguió utilizando muy comúnmente en muchos ámbitos relacionados con la cultura popular. De hecho el smiley ha sido un símbolo muy representativo del Acid House y la cultura Rave tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido y encontramos apariciones de este símbolo asociado a grupos como Nirvana, a DJs como Fatboy Slim o incluso en la película Forrest Gump.

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Emociones más visuales con los emojis

Los emoticonos y el smiley se unen para dar lugar a los emojis. Una “fusión” con muchísimo sentido ya que permite combinar la capacidad de transmitir emociones dentro de un texto de los emoticonos con el lenguaje visual que crea el smiley y que es fácilmente adaptable a otro tipo de emociones.

El primer conjunto de emojis que vio la luz fue el que introdujo J-Phone (ahora Softbank en su teléfono de 1997 que no tuvo una gran acogida debido a los altos precios del dispositivo. Los emojis del J-Phone eran muy distintos de lo que estamos acostumbrados a día de hoy, pero sentaron las bases de lo que estaba por venir y de hecho muchos de los emojis incluidos en este conjunto, como el famosísimo “Pile of Poo”, están incluidos en el estándar Unicode.

Primeros emojis

En 1999 NTT DOCOMO lanzó el primer conjunto de emojis que realmente tuvo repercusión global. Estos emojis estaban limitados a 12×12 píxeles y la colección englobaba 176 emojis y estaban creados para utilizarse dentro de un servicio de comunicación de la compañía como elemento diferenciador de otros servicios de mensajería.

Emojis de NTT Docomo

A partir de ese momento los emojis empezaron a disfrutar de una gran aceptación del público japonés, que fue integrando estas representaciones en forma de iconos en su forma de comunicación vía dispositivos electrónicos.

Tal llego a ser la importancia de los emojis para la cultura japonesa que el lanzamiento del iPhone en Japón en 2008 fue un fracaso en primera instancia porque el iPhone no tenía soporte para los emojis. En una conferencia de prensa local, Masayoshi Son, presidente de Softbank, partner a nivel de distribución de Apple en Japón, declaró que “había convencido a Apple que el email sin emojis no es email en Japón”. De forma casi inmediata Apple publicó una actualización local que agrega la capacidad de emoji a los iPhones japoneses.

A partir de ese momento Apple empezó a trabajar en paralelo con Google para “traducir” y estandarizar el concepto de los emojis, que ya tomaban formas muy diversas en función de cada compañía de Telecomunicaciones en Japón.

Para ello apostaron por acercarlo Unicode, el estándar universalmente aceptado para la codificación de texto en ordenadores de todo el mundo. Esto le daría a los emojis luz verde para uso generalizado fuera de Japón.

A partir de la creación del estándar Unicode para los emojis, su adopción a lo largo y ancho del mundo no paró de crecer. De hecho, en 2015 Oxford Dictionaries eligió el 😂 (U+1F602 – FACE WITH TEARS OF JOY) como palabra del año reconociendo el impacto cultural que estaban teniendo a lo largo del mundo los emojis.

Frecuencia de uso de los emojis
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